La masacre de trabajadores anarquistas de Chicago en 1886 fue un símbolo adoptado por el movimiento anarquista y marxista a mundial. Este suceso influyó en la mente de los obreros e intelectuales locales de inicio del siglo XX y comenzó otra etapa dentro del sector artesanal. La primera «celebración» del 1o de mayo se dio en Santa Ana, bastión del anarquismo para la época. Pero no fue hasta 1925 que esta fecha conmemorativa se celebró en San Salvador.
El objetivo de este evento fue dar a conocer el porqué de dicha “fiesta” obrera, a lo que agregaba José Mejía (Dirigente obrero anarcosindicalista, participó en el Primer Congreso Obrero Centroamericano (1911), Miembro delegado ante la C.O.C.A. por La Sociedad El Porvenir. Vinculado al Partido Laborista. Alcalde de San Salvador, 1928; 1929 suplente y en 1930 propietario. Entre sus publicaciones encontramos la influencia anarcosindical del español Anselmo Lorenzo: Entender la sociología como arma de liberación, reflejar la figura de Jesús como revolucionario y la mercantilización de los trabajadores por la burguesía. Exigió reformas al fisco y al monopolio del aguardiente.), intelectual obrero de la Sociedad de Artesanos el Porvenir de Santa Tecla, que en la mentalidad obrera habría que:
“quemar incienso puro para elevarlas en espirales blancas nuestro tributo de cariño y veneración a los mártires de Chicago muertos pérfidamente a nombre de la ley bastardeada (…) por una burguesía codiciosa y de corazón petrificado…”[ Mejía, Diario Latino, 2 de mayo de 1925, «El día obrero.» 4-8].
Más adelante deja ver su vocación internacionalista declarando:
“No hay país civilizado en Europa y América en donde no sea celebrado el 1˚ de mayo por todos los obreros hombres y mujeres. Grandes desfiles, procesiones solemnes, discursos tremendos, paro de trabajo… nada de orgías… eso es el 1˚ de mayo en todo el mundo. Esa es la llamada Fiesta del Trabajo” [ Ibid. 8.].
El objetivo de Mejía es socializar al máximo la carga simbólica de esta conmemoración con todos los obreros organizados para que estos se encarguen de reproducirla, teniendo en cuenta:
“que sepan de fondo conocer la Génesis de esa celebración para que comprendan la verdadera finalidad de la Fiesta del Trabajo, única fecha mundial en la vida de los trabajadores todos del mundo.”[ Ibid.]
Este evidencia muestra que tan pronto el obrerismo dio acogida a esta celebración, teniendo en cuenta que fueron anarquistas los involucrados en dicho proceso, siendo loable y con mayor merito ya que vivían en situaciones más adversas que las de la actualidad y sus asquerosas y pueriles libertades. Con el transcurso del tiempo, luego de colgadas las armas del conflicto armado, esta fecha se ha vuelto parte del interés raquítico de diversos sectores, que salen a manifestarse sin tomar en cuenta la génesis de este suceso y que siguen reproduciendo un sistema arcaico que nos ha demostrado hasta la saciedad su ineficacia.
En honor a los compañeros anarquistas caídos en 1932 y los expulsados y ajusticiados décadas después por el Partido Comunista, y atendiendo especialmente la crítica que hacia José Mejía, cuya nota comenzaba diciendo: «unos obreros» celebraron la fiesta del trabajo, pero un día seremos más. A ellos les decimos ,como herederos de esa infinita libertad que ellos sembraron y de la que hoy gozamos: compañeros, la semilla germinó, no salimos todos a las calles; porque aun no estamos ni estaremos nunca listos, pero a pesar de ello, podéis descansar en paz, seguiremos viviendo en anarquía…